Desde Empresaris de Catalunya recomendamos la lectura del informe Mitos y realidades del declive económico catalán de Santiago Calvo López, INSTITUTO OSTROM, de marzo de 2025, cuyo contenido os resumimos aquí…
En las últimas décadas, Cataluña ha perdido terreno como motor económico de España, siendo superada por Madrid tanto en PIB total como en renta per cápita. Aunque históricamente ambas comunidades lideraban la economía nacional, desde 2017 Madrid ostenta el liderazgo con un 18 % más de renta por habitante a pesar de tener un millón de habitantes menos. Este “sorpasso” no se explica únicamente por factores históricos o demográficos: mientras Madrid ha apostado por políticas orientadas a la competitividad, Cataluña ha acumulado obstáculos regulatorios, incertidumbre normativa y una elevada presión fiscal que desincentivan la inversión y el dinamismo empresarial.
El informe del Instituto Ostrom desmonta algunos mitos recurrentes, como la supuesta infrafinanciación crónica o la discriminación en infraestructuras. De hecho, Cataluña ha recibido una financiación efectiva acorde a la media del régimen común y es líder en stock de capital público. El problema, concluye el análisis, reside más en las decisiones internas: la proliferación de tributos propios, la sobrecarga normativa (es la comunidad con más regulaciones por habitante) y una baja calidad institucional han derivado en un entorno poco atractivo para emprender y generar riqueza. A pesar de liderar en industria, exportaciones y talento digital, su potencial se ve limitado por una gestión pública ineficiente y altamente politizada.
El verdadero desafío para Cataluña no es económico sino institucional. La polarización política, la búsqueda de rentas y la baja confianza social han erosionado la cooperación, debilitando sus instituciones. Esta fragmentación impide que Barcelona y su entorno puedan desplegar su verdadero potencial como polo de crecimiento. El informe propone una hoja de ruta clara: simplificación regulatoria, mayor seguridad jurídica, un sistema fiscal competitivo y, sobre todo, un cambio de paradigma que vea la economía como un juego de suma positiva, donde crear valor importe más que redistribuirlo. Solo así Cataluña podrá revertir su trayectoria y recuperar su liderazgo en el contexto español y europeo.